Llegan las frutas de verano; aprovéchate y disfrútalas.


A medida que llega el buen tiempo, van apareciendo en nuestro supermercado o establecimiento habitual un grupo específico de frutas que el resto del año son bastante complicadas de disfrutar. La mayoría de personas encuentran a este selecto conjunto uno de los más apetecibles de todo el año, pero además de su rico sabor y la frescura que nos otorgan en los calurosos días de verano, también debemos tener muy en cuenta los beneficios que su composición brindará a nuestro cuerpo. Disfrutemos, por tanto, de un banquete recolectado directamente de la tierra sabiendo, además, qué es lo que nos proporcionan cada uno de sus componentes.

Fresa
Una de las señales que nos indica que se está aproximando el buen tiempo es la llegada de los cubiletes de fresas a nuestras casas, ya que ésta es una de las primeras frutas en aparecer cuando acabamos de entrar en primavera o estamos a punto de hacerlo.
Ésta deliciosa fruta, muy consumida y apreciada por los públicos de todas las edades, contiene nutrientes indispensables para nuestro cuerpo y, a pesar de lo que podamos pensar inicialmente, su contenido calórico es muy bajo (están compuestas principalmente de agua), lo que las hace un placer permitido en las dietas de adelgazamiento y en cualquier dieta equilibrada y sana. 

Se trata de una de las frutas que contiene más cantidad de vitamina C (100 gramos de fresas son unos 60 miligramos de vitamina C, diez veces más que las naranjas). A esto se suma el hecho de que también es contenedora de ácido cítrico, potenciador de la acción de la vitamina C y desinfectante alcalinizador de la orina.
Su fibra nos ayudará a combatir el estreñimiento y conseguiremos sentirnos, gracias a ellas, mucho menos pesados. Además de que son diuréticas y por ello depuraremos toxinas.
También equilibrarán el nivel de colesterol y el de glucosa en sangre; son anticoagulantes y antiinflamatorias; conservan la elasticidad y colágeno de la piel y retrasan el envejecimiento celular.

¡Eso sí! Ten en cuenta…

Normalmente solemos acompañar a esta fruta con elementos hipocalóricos como el chocolate, el azúcar, la nata… lo que estropea las propiedades “light” de nuestra protagonista. Sin embargo, hay otras formas exquisitas de acompañarlas no tan conocidas y bastante ricas: fresas con zumo de naranja; macedonia de fresas, kiwi y piña; fresas con edulcorante espolvoreado, fresas con yogur desnatado (del sabor que más te guste), etc.

Melón
El melón se caracteriza por ser una de las frutas que más nos llaman cuando aprieta realmente el calor. Esto ocurre, casi como siempre, porque nuestro cuerpo es inteligente y comprende que su contenido en agua es asombroso: entre un 80 y un 90% del melón es simplemente agua, por lo que es excelente para calmar la sed casi sin darnos cuenta. Además, ésta es una de las frutas con menor aporte de calorías, por lo que es muy buena para dietas de adelgazamiento. 
Como dato a resaltar, a pesar de ser un alimento bastante dulzón, se trata de un aliado eficaz para las personas diabéticas. ¿Por qué? El melón posee componentes que ayudan al funcionamiento  adecuado de la insulina en el cuerpo, así que reduce de forma natural el nivel de azúcar en la sangre.

Entre los nutrientes que contiene destacamos su contenido en vitamina A, E y C, y también en minerales como el potasio, magnesio y calcio. Los “piel se sapo” que tengan la pulpa anaranjada también contienen betacarateno, un nutriente poseedor de importantes propiedades antioxidantes y estimulantes del sistema inmunitario.
Por último, y gracias de nuevo al agua, se trata de un excelente laxante y diurético natural, así que parece que sólo tenemos buenos motivos para incluirlo en nuestra dieta durante todo el tiempo que esté disponible en las tiendas. 

Sandía
Esta fruta, al igual que el melón, es un alimento muy rico en vitamina A en forma de carotenos como el licopeno, un componente que previene ciertos tipos de cáncer y ayuda a la disminución del colesterol.

También contiene vitamina C que, entre otras virtudes, ayuda a la formación de colágeno, por lo que resulta ideal en la cicatrización y la formación de nuevos tejidos, ya sean huesos rotos, distensiones musculares, etc.

Por su alto contenido en agua, cuando comemos sandía durante el verano, calmaremos la sed de una forma alternativa para aquellos a los que les cuesta especialmente normalizar el hábito de beber agua de manera continua para no deshidratarse.
También debemos tener en cuenta las agresiones que nuestra piel y cabello sufren durante los meses de verano; la radiación solar, el ambiente seco de algunas zonas, la sal del agua del mar, el cloro de las piscinas, etc. Los melones y sandías ayudarán a conservar la piel en buen estado y tener un cabello brillante y bonito, al mismo tiempo que nos protegen de los rayos solares, permitiéndonos conseguir un bronceado más bonito y seguro.



Cereza
Se trata de una de las frutas más sabrosas y también una de las más versátiles a la hora de cocinar ricos postres.
Como otras frutas, tiene alto contenido en vitaminas (A, B, C y E) pero, además, entre sus propiedades destaca su capacidad depurativa, ya que se consideran uno de los frutos más diuréticos que existen y son ideales para mantener niveles de líquidos óptimos en el organismo. Además de esto, también son útiles para regular la presión sanguínea, por lo que es muy recomendable para personas hipertensas. 
Por último, la cereza es considerada un alimento laxante y muy saciante. A la vez que se consigue un correcto funcionamiento del aparato digestivo, podemos aprovecharlas para merendar a media mañana o por la tarde y así llenarnos y no tener la necesidad de “pecar” con otros alimentos no tan sanos.
Gracias a todos los beneficios mencionados, se trata de una fruta ideal para todos los públicos, incluidas las personas que no quieren aumentar de peso y aquellos que padecen de diabetes.

Melocotón
La principal propiedad destacable de los melocotones viene producida por los carotenos como la xantofila, que son capaces de reducir el colesterol en sangre. Gracias a los minerales, antioxidantes, fibra y potasio que contienen, sus beneficios sólo aumentan, ya que esos elementos ayudan a reducir la formación de placas de ateromas, lo que previene la aparición de cardiopatías. 
Los carotenos poseen otras virtudes como las de proteger nuestras arterias y mantenernos jóvenes durante más tiempo. De hecho, en China, de donde es original esta fruta, los melocotones eran considerados símbolos de inmortalidad. 
Es un alimento poco pesado para el estómago y ayuda al hígado a realizar los procesos digestivos al incrementar la producción de bilis y favorecer la digestión de grasas. Además, al igual que la cereza, tiene propiedades laxantes, así que se convertirá en un gran aliado para las personas que tengan problemas estomacales y/o intestinales. 

Existen diversas formas de consumir melocotón o durazno, todas ellas son válidas y altamente recomendadas, pero la mejor forma de obtener todas sus propiedades es comerlo entero con piel (siempre que se haya lavado anteriormente a conciencia) o en zumos licuados combinados con otras frutas y verduras.

Tal y como podemos observar, no es necesario acudir a los complejos vitamínicos y otros complementos comercializados en las diferentes épocas del año; las frutas, del verano en este caso, nos ofrecen todos los beneficios que podamos buscar y de la manera más agradable. Sólo hay que saber en qué fruta debemos buscar cada propiedad y aliarnos con ellas. Sencillo y delicioso.